Espero ser un espíritu lo más puro posible y que mi mente y mi cuerpo me obedezcan.
Pasamos del exceso de movimientos (ismos) del siglo XX, a las inflamaciones (itis) del siglo XXI. Una secuela natural después de tanto esfuerzo, y por supuesto, el remedio es evidente: “reposo prolongado”.
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lunes, 26 de septiembre de 2011
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