¿Qué me tiene aquí? La
respuesta cuando la buscas con profundidad siempre termina siendo algo así como
“X” o “La Gran X”, o “La Gran Cuestión”, o “La pregunta sin respuesta”. Esta
situación si se sostiene va provocando en el sujeto una identificación con dicha
X hasta que el sujeto termina sintiendo que en realidad él es X, el “Gran Misterio”,
“El Gran Etc”, etc.
Entonces es Eso lo
que me tiene aquí, lo cual, nos dicen sobre todo los místicos contemporáneos,
se convierte en un Gran Tu, en Tu, cuando empiezas a acercarte. Parece una
locura pero ya ha sido un camino muchas veces recorrido por personas, algunas
de las cuales se tienen hoy por Grandes Sabios. Conforme se estudia más y más
Eso, más se descubre que tiene muchos beneficios que pueden explicar cómo las
personas que se dedican a Su estudio siempre terminan auto-trascendiéndose.
Así pues, a estas
alturas de la disertación, eres ¡Oh! Gran Tu, Quien me tiene aquí.
Así pues, me planteo
o vienen a mí las preguntas: ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Qué se supone que deba
hacer? A lo cual Él o Ella, o Él/Ella responden en silencio con un pensamiento
nuevo que viene de esa Nada o Imposibilidad que parece ser Ese ser, El Gran Ser.
Escuchar esta respuesta o diálogo implica también no apresurarse para penetrar
hasta el silencio profundo, que es el Ser mismo. Allá en esa profundidad poco a
poco va sucediendo una nueva identificación, el yo se identifica con el Tu, y
ese Gran Tu se convierte en un Gran Yo, que no está limitado al pequeño yo, a
ese yo que soy y que pregunta ¿qué es lo que me tiene aquí? ¿Mis actos anteriores?
No los del pequeño yo que está inevitablemente tejido a la sociedad, sino los
del Gran Yo que yo no puedo comprender del todo, me desborda en cada nuevo
instante.
Este yo pequeño desbordado
por El Gran Yo/Tu/Eso, comienza entonces su viaje iniciático y dialógico con “Lo
que lo tiene ahí” y de repente aparece una nueva subjetividad que oscila, entre
el pequeño yo y el Gran Yo, va y viene, no es dual, no está dividido a pesar de
ser múltiple. ¿Y qué? Ojo con el desorden interno, con la reacción por la
reacción, es mejor irse recogiendo e ir entrando en el viaje definitivo. Venga
lo que venga de afuera, haya lo que haya, lo primero es estar en orden dentro
de sí mismo. Orden es control sin resistencia, firme fluidez, para ello también
debe estarse limpiando el conducto por donde fluye todo. Otra Gran X, otra Gran
Interrogación y de nuevo lo mismo, vuelves a ti desbordado por un segundo
mundo. Así pues, entre el pequeño yo y el Gran Yo emerge una nueva forma del
ser, entre el cielo y la tierra, entre la mente y el cuerpo, entre la
modernidad y la posmodernidad, algo se mueve, algo nuevo: es el
trans-individuo.