martes, 4 de octubre de 2011

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‎"Amadlo todo, y amadlo locamente, siempre, sin final, y siempre con más brío, amad sin elección y entrad así en el Todo, para amarlo sin mente y así ser el Todo, abrazando el Divino único y radiante: en un momento como Vacío, en el otro como Forma, juntos para siempre; la búsqueda de Dios está acabada, sólo el amor brillará hoy". (Ken Wilber).





LA CONCIENCIA


Seguro la Conciencia está constituida de alguna realidad física desconocida hasta el momento. Pero su particularidad como Conciencia no puede ser descrita físicamente. Dedicamos muy poco tiempo a percibir la Conciencia, a ser Conciencia. Es importante establecer una disciplina meditativa en nuestras vidas para conocer la parte más Fundamental de nosotros mismos. Al irnos familiarizando con la Conciencia Contemplativa todo va cayendo en su lugar. Las múltiples formas que la Conciencia toma son tan envolventes que olvidamos su Origen. Es como dejar de ver tanto tiempo a un amigo que se le termina olvidando. Si queremos recordar de nuevo de a dónde venimos, qué somos y para dónde vamos, debemos dedicar tiempo a ver nuestra Conciencia, entonces las respuestas a estas preguntas se irán volviendo evidentes. La muerte es un proceso de refrescamiento de nuestra identificación con las formas de la Conciencia restituyéndonos al Origen. Sin embargo, si no acentuamos lo suficiente la experiencia del Ser Conscientes, cuando acontezca tal restitución será como quien se encuentra con un viejo amigo pero no lo reconoce y por tanto le rechaza retornando ignorante a su antiguo mundo. Por supuesto la meditación es un modo de morir sin morir, es decir, serenar nuestra relación con las formas en la vida misma. La meditación es establecer contacto con ese viejo amigo que a pesar de estar ausente, está sincrónicamente aquí y ahora.

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