Después de 30 años
Con su nuevo álbum recopilatorio
ENCUENTRO CERCANO DEL 3ER TIPO
¿Qué es eso de la segunda venida de la adolescencia de la generación X?
Por James Delgado
Psicoblues
Cuando
pensamos en volver a reunirnos no sabíamos exactamente cómo queríamos volver a sonar.
De todas las canciones de las que guardábamos algún registro, la que más nos
gustaba era la última, MAÑANA GRIS. Gracias a una guitarra eléctrica que me
prestó un amigo sonaba más pesada y oscura. Esta fue nuestra primera intuición
que, después de algunas versiones iniciales, determinó el estilo de nuestro
regreso.
En
el transcurso de la existencia del grupo (1990-1995), fuimos pasando subconscientemente
de un estilo pop-rock a uno más grunge. Esta vez (2020-2021) fuimos mucho más
conscientes de lo que queríamos, de cómo hubiéramos podido sonar en los 90s si hubiéramos
tenido mejores instrumentos.
Nuestros
referentes principales para el retorno fueron Led Zeppelin y Alice In Chain. Volvimos
al grunge de los 90s y sus raíces hasta el rock psicodélico de los 60s y el actual
Stoner, hoy en medio de un mundo conquistado por el regaetón, sobre todo por su
versión más indecorosa.
Es
un cliché decir que el negocio de la música ha cambiado. La apertura que la
internet ocasionó al acceso a la música varió todo, sumado al aumento imparable
de la desigualdad social y el deterioro ambiental. La diferencia entre un
pequeño grupo de música local y un grupo de renombre mundial se volvió abismal.
El mundo extramusical que afecta la música creció. Nuestro mundo extramusical
cambió y por tanto la música también. Pero en general la sensación predominante
es que, en los últimos 20 años de realidad virtual, la calidad de vida de
bastas mayorías no ha hecho otra cosa que desmejorar paulatinamente.
Aunque
las tentaciones del “arte por el arte”, o “la música por la música” siempre acechan,
ahora comprendemos mejor de qué se trata el rock: El rock es la rebeldía adolescente.
En la primera adolescencia se carece de
experiencia, y en la segunda se la integra. En la primera adolescencia se “aspira”
y en la segunda se “inspira”. Sin responsabilidades de ser, somos. Así es el espíritu
del rock, en el caso de los 90s, el espíritu del grunge.
Tal
vez lo nuevo solo sea el sonido profesional, tal vez el espíritu no haya
cambiado mucho y la experiencia extramusical emergente sea de “retroceso social”
y “avance tecnológico”. Sin embargo, la distancia que otorga la experiencia adulta
nos da más tranquilidad y podemos disfrutar esta segunda adolescencia con mayor
profundidad. Curiosamente ahora también estamos como sociedad mejor equipados,
la moda del marketing digital está por todas partes, y todos nos sentimos con
un poco más de poder porque tenemos acceso a nuevos medios.
Hemos
empezado a alzar la cabeza y al mismo tiempo hemos comenzado a ver mucho más de
lo que pensábamos. Especialmente el aspecto social ha crecido. Nuestra
formación universitaria hace mella. No es que no tengamos nada que perder, pero
hemos construido un espacio interior en nuestras vidas donde nos damos el lujo de
gastar y derrochar, tal y como Bataille veía lo estético.
La
música sigue siendo un condensado de sentimientos que ahora nos gusta hacer crecer
también en lo extramusical. Esta es la verdadera novedad. El espíritu de la música es el mismo pero la
sociedad es otra, o puede ser otra, la que co-creemos. Curiosamente la música
que sí se ha preocupado por cambiar (la contemporánea) ha dejado de representar
a la sociedad y lo hace de manera intencional, es su forma de co-crear otra sociedad,
pero los códigos que usa son de gente muy privilegiada. Requerimos códigos más
populares. Los hay, pero están secuestrados por los medios masivos.
Como
VENUS, no nos importa ni dependemos del impacto de nuestra música y al mismo tiempo
queremos impactar. Cincuentones del mundo, ha llegado nuestra segunda
oportunidad. Esta vez hemos hecho lo mejor que hemos podido con nuestra música,
ahora estamos metidos también en lo extramusical. Nuestra plataforma es puro
rock, es decir, pura amistad adolescente.
Después
de nuestros primeros dos lanzamientos (LA PARED y 2826), la sorpresa extramusical
la ha dado nuestro nuevo baterista, Juan Carlos Zuluaga (Zulu). La buena
reacción de sus redes de amigos ha sido reconfortante. Mientras por mi parte el
entusiasmo ha sido moderado, por el lado del bajista ha sido prácticamente
nulo. No solo de música vive la música, pero estamos muy contentos con el
resultado sonoro y queremos ver hasta donde podemos llevar este producto en las
circunstancias actuales, como hobbie, libertad y puro placer. Definitivamente las
actuales circunstancias, para nosotros por lo menos, paradójicamente en un
contexto mucho peor, son mucho mejores que las que tuvimos en los 90s. Hemos
tenido suerte en medio de la creciente desigualdad social.
Nuestro
deseo inicial era buscar nuestro público en Manizales, especialmente en la
generación X, pero ahora parece que nuestro público está en Medellín por los
lados de nuestro nuevo baterista. Ahora estoy al otro lado, veo a los jóvenes
del otro lado y veo el joven que está volviendo a mí con la experiencia de la adultez.
Tal
vez, ahora casi a mis 50, pueda aceptar aquello contra lo que luche toda mi
vida, la idea de ser “profe”. El grunge de la década pasada fue el Gore. La complejidad
nos obliga a crecer. Tal vez todo el espíritu rock sea un intento del espíritu juvenil
por rechazar lo que debe ser rechazado. ¿30 años no son nada? Para un individuo
es mucho. Tenemos que hacer nuestra lista de rechazos.
Mayor
profundidad para más gente. Si la estética del terror gobernó la década
anterior, ¿qué estética gobernará esta década? Nosotros apostamos por “los
segundos 90s”, mejorados. En el corazón desnudo del joven podemos leer el alma
de la cultura. Para los adultos recientes es prácticamente imposible notarlo,
pero para los adultos que ya rodean los 50s el espíritu juvenil vuelve a asomar
la cabeza en su interior.
Es
esta “segunda venida de la adolescencia” con la que nadie contaba y por
eso el mundo se veía tan perdido. Ahora por lo menos una generación está “re-despertando”.
No todos tenemos las mismas oportunidades, o, dicho de otro modo, no todos tenemos
la misma suerte. Hay gente que cree que lo logró solo, gente sin visión sistémica
de su propia vida. Apenas hemos comenzado la década. No es que tengamos todas
las respuestas (jamás las tendremos) pero tenemos algunas propuestas, algunos proyectos
de verdad, llevar nuestra atención y nuestro rigor a lo más íntimo.
Hacemos
una apuesta estratégica en este momento por los adolescentes y la generación X
como puntas de lanza de la sociedad. Los primeros para sentir lo que solo ellos
nos pueden develar del aire, y los segundos como proto-síntesis.
Poderes
misteriosos nos tienen ahora aquí. Somos tan pequeños que incluso nuestros insulsos
conocimientos nos embriagan. Otra característica de los nuevos cincuentones es
su aceptación absoluta del misterio y su accionar en lo cotidiano. Somos
testigos de algo fugaz y decidimos disfrutarlo sin olvidar su ilusión. Así,
somos felices.