MÁS FASCISTAS QUE LOS FASCISTAS
Por James Delgado Psicoblues
El
mal también nos atrae a todos. Toda relación tiene sus tintes demoniacos. Los artistas fascistas y nazis usan las ideas
de los artistas posmodernos (psicología de masas, control de imágenes en los
medios, algo de psicoanálisis, situacionismo, críticas socialistas y la idea de
agitación) para manipular a los artistas modernos y anarquistas, aprovechando
las oportunidades que generan las crisis y desestabilizar la política y la
economía. Los artistas fascistas y nazis sirven a la restauración de un
totalitarismo dirigido por una visión única divina impuesta a la fuerza que, sustente una invasión definitiva por parte de su raza autoproclamada como
superior. Estos artistas se divierten ejerciendo el poder por gusto, peleando
por pelear dado que son adictos a los antiguos dioses guerreros con sus
calaveras. Un demonio es precisamente un ángel cercano a Dios que ha caído, y
usa sus influencias sutiles para fines densos.
De
los artistas fascistas amamos su entrega sin vergüenza a la heroicidad.
Nos
atraen los artistas fascistas porque anhelan el heroísmo, el poder y la
trascendencia a través de sus prácticas y obras.
A
pesar de la superioridad moral y práctica de los artistas democráticos (y
militar, obviamente) se ven como “niños bien” bastante aburridos. Los artistas
fascistas en cambio son rebeldes y enérgicos, entregados a una sexualidad
explosiva que avergüenza al mismo universo. Los artistas fascistas son
exactamente lo contrario de refinados, son puro sadomasoquismo. Son veloces,
emotivos, sangrientos, duros, autónomos, fuertes, voluntariosos, poderosos. Son
indomables y verdaderamente eróticos.
Los
artistas modernos no son capaces de ofrecer toda esta fuerza, un enfrentamiento
épico de titanes sin ironía, sin distancia ni espera, sin doble moral, sin
disculpas.
Son
los artistas románticos los que confunde esto con la verdadera verdad. La
confrontación abierta y honesta.
Significados
pobres, pérdida de sentido, fuerza y vitalidad, suelen apoderarse de los
hombres jóvenes y algunas mujeres, y por eso estos temas vuelven a estar
presentes. Del sufrimiento silencioso surgen los artistas fascistas. Para ellos
es necesario rescatar la virilidad en la sociedad.
Para
las mentes de los hombres fascistas las mujeres desean en silencio este retorno
de la virilidad. Su histérico feminismo es un inconsciente reclamo a hombres
afeminados y multiculturalistas.
¿Qué
hay para salvar del fascismo? ¿El Heroísmo? ¿Cómo así?
Los
nuevos artistas aceptan que también quieren poder, creación pura, y aceptan que
todas las criaturas lo reclaman, la vida misma. Por eso les interesa también la
ecuanimidad.
En
el fondo de la búsqueda de poder yace el igualitarismo. Por eso los nuevos artistas
estudian sin prejuicios las etapas del desarrollo adulto. Al hacerlo purifican
el espíritu competitivo a través del amor y el intercambio, descubriendo la
solidaridad y el comercio. Porque Dios no ama a uno más que a otro.
Podemos
hacer espacio para todos las aspiraciones. Cada uno puede vivir a la altura de
su deseo de poder limpiándolo de ansiedad y culpa. El deseo de poder de los
demás no es una amenaza. En el fondo yace el deseo de creatividad infinita. La
idea de escasez muere. Jaque Mate.
No
odies la voluntad de poder de los demás, abrázala, acompáñala, armonízala,
danza con ella. Nos odies esta propuesta, ámala y ama sus nuevos artistas, los
artistas de la pandemia, de la conciencia global planetaria. Aprende a
relacionarte desde el poder. Esto está más allá de la contemporaneidad, se
necesita una nueva etapa, postcontemporánea, post-posmoderna, actualizada,
concretamente, metamoderna. Esto es el nuevo arte, que no excluye ninguna
perspectiva.
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