jueves, 29 de septiembre de 2011

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¡¡OJO, IMPORTANTÍSIMO!!: Podemos estar equivocados en las causas que otorgamos a nuestros sentimientos. En otras palabras, podemos creer desatinadamente que sentimos lo que sentimos por culpa de ciertas vivencias particulares cuando en realidad se debe a otras distintas. ¿Cómo saberlo? Preguntándome: 1) ¿Qué vi, que oí, qué me pasó para estar sintiendo lo que siento?; 2) ¿Estoy 100% seguro de qué las cosas fueron así como creo que son?



LA LIBERTAD POSIBLE: Reflexiones en torno a la Cultura Libre (2008)



Somos ciudadanos del siglo XXI y esto implica condiciones tecnoeconómicas precisas, ya no somos solo los del teléfono fijo, la carta, el diario de papel, el libro impreso, la televisión, la radio, el vinilo o el cd. Internet ha cambiado nuestras vidas, las nuevas tecnologías de la información y todo sus dispositivos, el computador personal, el teléfono móvil, las comunidades virtuales, el pdf, el mp3, las agendas digitales, los GPS, lo digital, el chat, el blog, las páginas web, etc, etc, etc. Tenemos acceso a cantidades enormes de información y esta situación nos instala de lleno en el corazón de la sociedad de la información, y por supuesto, del capitalismo cognitivo, es decir, propiedad intelectual, derechos de autor, patentes, licencias, piratería, cultura libre y otro largo etc.

Mi interés en esta ocasión es hacer una pequeña reflexión sobre la Cultura Libre, un movimiento, un concepto, una idea que viene forjándose en el último lustro hija del genial proyecto llamado “software libre”. La Cultura Libre contrasta con la cultura del permiso, o sea, la tradición fraguada en el siglo pasado de solicitar venia por todo antes de poder dar un solo paso en el uso de la cultura. Los creadores, en el caso de la Cultura Libre, liberan a priori derechos exclusivos de sus obras para que el usuario pueda utilizarlas sin necesidad de contactarse con ellos, entonces, cuando el usuario llega a la obra ya tiene permiso para usarla. Voy a ser un poco radical en lo siguiente pero creo que es necesario para que el concepto de Cultura Libre no se nos deshaga en las manos y termine siendo pura forma sin contenido. Si los productos libres que produce la Cultura Libre son sometidos a la lógica de la “confirmación de permisos” pienso que el objetivo esencial de la Cultura Libre desaparece, se esfuma el sentido esencial para el cual fue creada. Cualquiera es autónomo de ratificar con los propietarios los permisos de un producto “libre” encontrado en internet, pero si esto se vuelve una condición podemos despedirnos del concepto de Cultura Libre por más camisetas, viseras, botones, afiches y eventos que construyamos en su nombre. Pienso que este es el corazón de la cuestión, algo es libre porque no se requiere pedir permiso ni confirmar lo que ya es explícito.

Para terminar no podemos olvidar que La Cultura Libre es un sistema abierto, esto involucra un grado de incertidumbre mayor que la Cultura del Permiso porque en vez de “confirmación” opera con la “confianza”, en vez de “seguridad” aplica “ideas”, y esto le da una mayor velocidad para la innovación, y por consiguiente, para ser vanguardia. El permiso frena, encarece los trámites, no avanza sino a través de la ratificación porque no se fía y su discurso de certezas obstaculiza la reflexión continua.

Pero no estoy en contra de la cultura del permiso, mi intención es contribuir, a través de la experiencia, a esclarecer qué sea la Cultura Libre en verdad. Esta es mi pequeña meditación ahora y espero que sirva de algo para enriquecer la libertad posible.

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